viernes, septiembre 23, 2005

"El juego"


Narración de Ipnauj, miembro de la MDD, que participó en el concurso "Cuentos en Movimiento".

El juego
No entiendo y me irrita, cuando escucho que la gente se queja porque tiene que andar en micro. Yo creo que a la mayoría le falta imaginación. Da pena verlos con sus miradas vacías y sus expresiones cansadas. Para mí, la mejor parte del día era cuando me instalaba en el asiento del bus, sabiendo que estaría ahí durante, al menos, cuarenta minutos. Siempre sentía la sensación de que los segundos se estiraban, lo que pasaba, en realidad, es que perdía totalmente la noción del tiempo.

No recuerdo con exactitud cuando comenzó mi juego, pero no me extrañaría que hubiera sido la primera vez que tuve que aventurarme en solitario en el mundo de la locomoción colectiva. Supongo que se dio en forma natural. Tiene que haber sido una reacción lógica para una persona como yo, introvertido, soñador, inteligente, y, por sobre todo, observador.

Las reglas eran simples, pero estrictas. El elegido tenía que ser alguien que anduviera solo y que yo no hubiera visto nunca en mi vida. Debía hacer la elección casi en el mismo instante en que me acomodaba en mi lugar. Una vez escogida la persona, no podía cambiar. La idea era hacer deducciones a partir de la observación. Buscar pistas y sacar conclusiones. Analizar cada detalle y descubrir lo que para los demás no era evidente. La especulación o el carril estaban totalmente prohibidos. Cada afirmación necesitaba estar solidamente avalada por un dato real. Sólo así, me permitía aceptar como íntegramente verdadero mi informe final.

Al principio, me conformaba con recavar información que podríamos llamar básica. Me sentía muy orgulloso si acertaba con aspectos triviales del individuo como su profesión, su estado civil, su condición de salud o alguno de sus pasatiempos. Con el pasar del tiempo, cuando mis kilómetros recorridos ya se podían contar en decenas de miles, mis metas cambiaron. Mi técnica investigativa se volvió extraordinariamente refinada. Agucé mi vista y logré discriminar tonalidades nuevas que tuve que bautizar con nombres ingeniosos como verdante o lilón. Pero lo más sorprendente es que al posar la mirada sobre mi objeto de estudio, automáticamente en mi campo visual se superponía un cuadriculado que me permitía hacer un barrido matemático por la superficie que quería indagar. Además, sumé, como nueva y utilísima herramienta, el olfato. Si bien, debe haber pocos lugares donde exista una mayor confluencia de olores que al interior de un bus, este sentido se volvió tan preciso que no me costaba gran trabajo distinguir el aroma de las manchas pegadas en la ropa.

Armado con estos notables instrumentos puestos al servicio de mi tarea diaria, el recorrido de mi casa al trabajo se convirtió en mi obsesión. Instalado en la Mercedes Benz amarilla e identificado el personaje de turno, caía en una especie de trance. Todos mis potenciales humanos se enfocaban a la disección, a la tabulación y a la evacuación de informes. Así conseguía, invariablemente, establecer el tipo de vivienda en que habitaba la persona, cuales habían sido sus últimas tres comidas, si había tenido sexo la noche anterior, cual era su mascota, cuantos hijos tenía, si era usuario frecuente de la locomoción colectiva, si ocultaba la existencia de un amante, su nivel educacional, si practicaba algún deporte, sus hábitos de higiene y una infinidad de datos relevantes. La operación terminaba en cuanto el ciudadano o la ciudadana, con un pequeño salto, ponía su humanidad en la vereda.

Practicando mi cautivante pasatiempo, una vez llegué a descubrir que una rubia curvilínea que estaba sentada en la cuarta fila del lado del chofer, había decidido abandonar a su marido porque este era impotente. En otra oportunidad, se reveló ante mí una extraña situación. Un enano vestido de payaso que pedía monedas a cambio de antiguos chistes resultó ser un excéntrico hombre de negocios con escondidas aspiraciones artísticas. Nada se me escapaba, había logrado traspasar las apariencias para auscultar lo esencial. Me sentía poderoso.

La mañana en que todo cambió, parecía como cualquier otra. Por lo menos, yo no advertí ninguna señal. Mi entusiasmo era el mismo de siempre. Me sentía tan bien que decidí irme parado al fondo del gran vehículo, así tendría una vista completa de la fauna que me acompañaba. Caminé tranquilo hasta llegar a mi posición, me agarré del fierro, hice un rapidísimo barrido con la mirada y elegí a un peladito vestido con un traje café claro. Era el tipo de persona que más me estimulaba, aquellos que se contaban por millones, los que a simple vista no tenían ni un solo rasgo distintivo. El desafío era mayor, pero mi ojo experto no tardaría en ir extrayendo las escondidas características que hacen de cada ser un universo único y complejo.

Recorrí la superficie que tenía que explorar con especial prolijidad. Sin apuros, analicé desde el más alto de sus mechones capilares, hasta la punta de sus zapatos. No pasé por alto el espacio que lo circundaba, buscando partículas que pudieran haberse desprendido de su cuerpo o de su ropa. Sentí que mi corazón se detenía, mis fuerzas me abandonaron por un instante y creí que me desvanecía. Cerré mi mano con fuerza sujetando el frío tubo metálico y logré permanecer de pie. No había encontrado nada, ni un solo elemento que me sirviera para identificar a este hombre. Olía simplemente y nada más que a eso, a hombre. En ninguno de los cuadraditos de mi plantilla visual se destacó ni la más mínima existencia de una particularidad. En ese momento no entendí que era precisamente esa carencia de elementos distintivos lo que hacía de este individuo un espécimen único. Me encontraba, sin sospecharlo, frente a la mediocridad en su expresión más pura.

No podía aceptar la derrota. Lo que ocurrió de ahí en adelante lo recuerdo como si hubiera sido el espectador de una película, mi visión de la escena no correspondía a lo que percibían mis ojos, mi punto de vista era más alto, parecido a lo que registra una cámara de seguridad. Mi rostro parecía tranquilo. Toqué el timbre y ocurrió justo lo que yo esperaba, las puertas se abrieron mientras la micro aún estaba en movimiento. Me bastó dar un paso para, con mi mano libre, tomar al pelado por el cuello. Con un solo movimiento y con una fuerza inusitada, lo lancé fuera del bus. Vi como rebotaba en el pavimento y luego, al camión de la basura aplastando su cabeza. Respiré tranquilo. Una sonrisa se dibujó en mis labios.

He aceptado mi castigo. Me parece razonable que la sociedad no comprenda las razones profundas que motivaron mi conducta. Aquí las cosas no son tan malas, aunque cada mañana me desespero por no poder subirme a una micro.
Armando Rueda (seudónimo)

martes, septiembre 13, 2005

¿Indulto o INSULTO?


Como es bien sabido, cinco de los 19 ex uniformados y ex empleados civiles que están cumpliendo condena por crímenes contra los derechos humanos en Chile, cometidos entre el 11 de marzo de 1978 e igual fecha de 1990, podrían obtener su inmediata libertad condicional. Eso, si se aprueba el proyecto de indulto al personal en retiro de las Fuerzas Armadas y Carabineros que está tramitando el Congreso.

Este INSULTO a la inteligencia de los chilenos podría beneficiar a cinco de los seis condenados, en 1995, por el asesinato y degollamiento, con corvo, de los tres profesionales comunistas José Manuel Parada Maluenda (foto), Manuel Guerrero Ceballos y Santiago Nattino Allende.

Los asesinos -acusados de delitos terroristas y crímenes de lesa humanidad- que quedarían libres, son:

Guillermo González Betancourt, alias "El Bototo", coronel (R) de Carabineros, condenado a presidio perpetuo por el mencionado degüello y por ser autor de los delitos reiterados de secuestro terrorista en perjuicio de Ramón Arriagada, Mónica Araya, María Eliana Olivares, Mario Toloza, Alejandro Traverso y Eduardo Osorio.

Claudio Salazar Fuentes, alias "El Pegaso", cabo de Carabineros (R), condenado a la pena de 15 años y un día de presidio mayor en su grado máximo por el referido degollamiento y como autor de los delitos reiterados de secuestro terrorista en contra de las mismas seis personas.

Miguel Estay Reyno, alias "El Fanta" o "Samuel", empleado, condenado a 18 años por el degüello de Parada, Guerrero y Nattino y como autor de los delitos reiterados de secuestro terrorista contra las mismas seis personas. Además, condenado a 541 días de presidio menor en su grado medio como autor de los delitos reiterados de usurpación de nombre, que afectaron a Agustín Pedemonte y Camilo Concha, este último en concurso con el delito de uso indebido de pasaporte falso.

José Fuentes Castro, sargento 2º de Carabineros (R), condenado a 18 años de presidio mayor en su grado máximo por el citado degüello y como autor de los delitos reiterados de secuestro terrorista en perjuicio de las mismas personas, con excepción de Ramón Arriagada.

Patricio Zamora Rodríguez, capitán de Carabineros (R), condenado a presidio perpetuo por el degollamiento de los profesionales comunistas y como autor de los delitos reiterados de secuestro terrorista de las mismas personas agredidas por Fuentes Castro. Además, condenado a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio como autor del delito de lesiones graves en perjuicio de Leopoldo Muñoz.

Carta de Estela Ortiz viuda de Parada

Amigos y amigas:
Los necesitamos, con vuestra palabra, vuestra opinión, vuestra movilización, vuestro cariño y solidaridad. Si ayer nos movilizamos, gritamos, peleamos, investigamos, para que hubiese justicia en el caso del Jose, Manuel y Santiago, hoy los necesitamos para impedir que queden en libertad sus asesinos, aquellos que los degollaron, que hundieron sus cuchillos en sus cuerpos. ¡Ay! No se imaginan lo que duele escribirlo, sólo escribirlo…
No se imaginan el dolor, la impotencia, la rabia, la vergüenza, que cruza cada poro de mi piel, y la emoción al ver a mis hijos, y al hijo de Tucapel Jiménez, en la conferencia de prensa, levantando la voz, recordando… Recordando que a sus padres los asesinaron de la peor manera; que escucharon el helicóptero y luego el balazo; que vivirán con esos sonidos, así como sienten el último beso de despedida y el silencio de no volver a escuchar su voz, ni sentir sus caricias, ni jugar, ni tener largas conversaciones, ni compartir los amores, la emoción de los hijos (nietos de ellos), que comienzan a nacer; los estudios, la vida cotidiana.
Con todo lo vivido, como decían ayer en la conferencia de prensa, ellos podrían haber sido hoy ciudadanos enfermos de rabia, que podrían haberse dedicado a buscar venganza, que podrían haber sido delincuentes o qué sé yo; que tenían seis u ocho años (la mayor, diez), cuando asesinaron a sus padres…, pero, al contrario, decían ‘acá estamos, enteros, dispuestos, si es necesario, a comenzar de nuevo y a hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitar que lo que logramos, lo que lograron nuestras madres, se borre de una plumada.
El hijo de Tucapel ha dicho, una y otra vez, "hoy me puedo topar con el asesino de mi padre en la calle, en el teatro, en cualquier parte”. Por favor, un segundo pónganse en su lugar: ¿Qué hacen ustedes si se cruzaran con el asesino de vuestro padre comprando pan en la esquina? ¿Qué hacen? Yo, para ser honesta, no sé lo que haré si me encuentro con el Fanta en la calle, pero no me pidan que actúe como si no fuera un ser humano; eso no, pues soy precisamente eso, un ser humano, que respiro y tengo emociones, por suerte.
Esta ley que está en discusión tiene nombre y apellido. Los únicos que pueden quedar en libertad son los asesinos del Jose, de Manuel Guerrero, de Santiago Nattino y de unos pocos más, sólo esos. ¿Será esto una comedia, un mal chiste?
¿Son acaso moneda de cambio? ¿Se trata de comparar las situaciones de los presos políticos que quedaron en libertad con las de los violadores de derechos humanos? Las situaciones sólo son comparables para demostrar que son incomparables. Enumero sólo algunos aspectos:
1. Tribunales que investigaron (militares, en el caso de los presos políticos).
2. Delitos y legislación aplicada.
3. Calidad de agentes del Estado y pertenencia a aparatos institucionales.
4. Uso de todo el aparataje del Estado.
5. Reiteración de conductas criminales.
6. Lugares de reclusión en que han cumplido condenas.
En fin, podría detallar cada punto, podríamos alargar la lista al doble o más, pero no es necesario. Pienso en cuántos de los que hoy tienen responsabilidades de diferente nivel, o ni siquiera eso, cuántos de los que hoy están vivos, viven gracias al silencio de ellos, cuántos...
En fin, quisiera despertar de esta pesadilla; no lo entiendo, no puedo entenderlo. ¿Para construir este país hicimos todo lo que hicimos? No, de eso estoy segura... Soñamos con un país digno, justo y donde la libertad no se pisoteara nunca más, donde el miedo no fuera parte de lo cotidiano, donde NUNCA MÁS EN CHILE…
Unámonos, pensemos qué hacer, movilicémonos, por ellos y por nuestros hijos, y ahora nuestros nietos… Mal que mal, estamos más viejos.

Estela, hoy viernes lluvioso 9 de septiembre, desde mi Arrayán, frente al Pochoco, donde las cenizas de mi Jose volaron con el viento y se impregnaron en nuestra tierra.

lunes, septiembre 05, 2005

¿Piratería intelectual?


TitOZ está con ánimo de charla:
El otro día, en casa de Quitomay, se planteó una interesante conversación sobre piratería y ley de propiedad intelectual. Por motivos laborales, he estado leyendo bastante sobre el tema, particularmente sobre "ley de propiedad intelectual e Internet" y he asistido a seminarios y conferencias al respecto, y les quería comentar que cada vez son más quienes afirman, en Chile y en el mundo, que la ampliación de la ley en tal sentido y, por consiguiente, la persecución y castigo de la piratería, no hace más que censurar y limitar la creación humana, ya que esta es un proceso colectivo que se nutre de creaciones humanas anteriores, las que son mezcladas con otras y actualizadas con imaginación para dar forma a una nueva idea creativa.
"Quien recibe una idea de mí, recibe instrucción sin disminuir la mía; igual que quien enciende su vela con la mía, recibe luz sin que yo quede a oscuras".
Thomas Jefferson
Por de pronto, en Chile, un escritor de renombre, uno que pueda vanagloriarse de tal, es aquel al que le han pirateado un libro alguna vez. Es parte del currículum. Los otros valen callampa. TitOZ

Deja la cola logo. Sandrokán

A mí eso me parece, sencillamente, UN ROBO.Los programas son hechos por personas de carne y hueso que deben ser reconocidas por su creatividad y dedicación. Bué... seguiré bajando musiquita del LimeWire. AA (ex CBL)

Comparto plenamente lo que dice AA (ex CBL). Es el trabajo de un artista, es su oficio, es de lo que vive (y tampoco son millonarios) y tampoco son chispazos de creatividad sino años de trabajo sin que reciban ni uno. Sin embargo, lo que realmente molesta, es que en la pasada aparezca una editorial, una distribuidora y, entremedio, el Estado, que hacen que entre el valor que el artista cobra y lo que la gente paga, haya una notable diferencia. Amigos, en mis ya archicomentados viajes a distintos países de Latinoamérica, me ha llamado mucho la atención que en países donde la mayoría de ellos tienen situaciones económicas mucho más precarias que las nuestras, con diferencias sociales a la vista y con mucha mayor población francamente marginal, no existe la cantidad de ambulantes, ni cuidadores de auto, payasos, limosneros y vendedores de libros y DVD como en Santiago. Me he dado cuenta que acá hay harto huevón chanta que no le hace asco a andar haciendo peguitas que signifiquen poco trabajo y ojalá informal. Porque basta mirar a los payasos y la mayoría no son precisamente niñitos pobres (hasta argentinos he visto). Y los vendedores de celulares y frutas, y mujeres con niños arrendados en brazos, le han quitado las esquinas a viejitos que de verdad uno cacha que si no piden limosna, no tienen por dónde. Detrás del pirateo hay mafias que se están llenando de plata. Y debajo, harto chanta que prefiere andar hueveando en la calle que buscarse una pega. Esto no es dedución mía. Lo leí en un libro de economía que me costó $ 1.990 en el Paseo Ahumada. PIU

Me parece excelente el comentario. El tema del pirateo tiene sólo un gran culpable y son los distribuidores, las editoriales y los sellos. Ya está demostrado que los únicos que pierden son ellos, porque los artistas (músicos y escritores) reciben una tajada muuuuy mínima de todo lo que ganan. Es cierto que ellos ponen la plata para la edición del material, pero es un contrato muy desequilibrado, en donde los que pierden son los creadores y el público. En el caso de Chile y los libros, por ejemplo, es digno de Ripley. Los libreros venden muy caro porque la plata se las entrega un selecto grupo de compradores (muy pocos) que alimentan su negocio. Es decir, poco volumen con márgenes altos. En otros países (sin ir más lejos, Perú, por ejemplo o para qué decir Argentina) se apuesta a una MASIFICACION de la lectura, mediante precios bajos, en donde todos ganen. Los libreros, en ese contexto, ganan por la venta de altos volúmenes. En todo caso, el fenómeno de la piratería es una manifestación del mercado. Eso significa que hay público para libros. Recuerden además que leer es una de las primeras manifestaciones de rebeldía. Pin-8 hubiera querido un país de esclavos. Los conglomerados económicos también. Está claro que la obra de mano barata es uno de los factores para llenarse los bolsillos de plata. Una vez más, la explotación del hombre por el hombre (pucha que me suena conocido). Ave Palto

Ajá... eso es otra cosa, las editoriales y/o la industria discográfica despotrican contra el pirateo diciendo que se atenta contra los autores, lo cual NO ES CIERTO. Los creadores ganan lo mismo de poco con y sin pirateo. Incluso hay muchos autores, músicos fundamentalmente, que promueven el pirateo de sus obras para ser más conocidos y así ganar más en conciertos en vivo, por ejemplo, donde la entrada de billullo es más directa para ellos. Los que roban son las mafias que se enriquecen con el pirateo, no el que humirdemente baja de internet la música de una banda que no estaba en sus planes comprarse el disco. TitOZ