viernes, agosto 31, 2007

Karadajián: “FOLTUNA”

Tengo poco y nada de tiempo para dedicarle a este blog. Es la razón de que últimamente haya publicado sólo una vez al mes y, en general, recopilando cosas previamente escritas. Pero ya no me quedan muchas cosas previamente escritas, y las que me quedan, me da vergüenza publicarlas.

Con ese problema encima, me llegó un mail de aquel energúmeno que se llama Víctor Karadajián, a quien en oportunidades anteriores le he cedido espacio en esta página azul para que saque a la luz su lírica y prosa, con narraciones tan edificantes como las intituladas “La deuda de los poetas” y “Yo era un alfeñique de 44 kilos”.

El sujeto me reclamó porque estoy publicando “sólo una vez al mes y, en general, recopilando cosas previamente escritas por otras personas (las cartas)”. Por otras personas que no son él, quien, según dice, le ha “otorgado las narraciones más perspicaces y atractivas a esta web”. Luego me implora que le deje espacio a su última creación narrativa, FOLTUNA, “un relato que escapa de vulgaridades y palabras soeces" y que vendría siendo "altamente ingenioso en su forma”, anuncia.

Leí FOLTUNA. En fin…, en fin...


No tengo ganas de escribir nada. Tampoco de censurar a Karadajián, quien (como se verá) no ha abandonado las groserías. Ya desde el dibujo que me envió para acompañar el cuentito me pareció algo sospechoso en ese sentido. Raro… (Lalo). Aquí va.



Soy un esclitol y geóglafo japonés, muy lejano de la hispanidad y muy celcano -casi socio- de las coincidencias y la buena foltuna.

En mi plimel viaje a un país de habla castellana, elegí Chile. Las lazones de tal decisión son de oligen caltogláfico y litelalio. Mis dos aficiones más glandes.

Lecueldo que cuando era un niponcito san, mi padle me legaló un globo teláqueo en el que pledominaba, como en nuestla geoglafía planetalia, el azul de los océanos. Mi helmano mayol, el plimogénito de la familia Sacayama, le sacó el eje de lotación y el sopolte y se fablicó un alco con su lespectiva flecha. Luego, con la tiela leplesentada a escala, disputó paltidos de watelpolo.

¡Yo no lo podía cleel! Me dio labia. Solicité a mi padle castigal a Tukulito, lescaté mi legalo y me entlegué al estudio de la geoglafía de los países. Siemple me implesionó Chile, pol su folma de palito de hockey y pol la dificultad pala calcal sus islas del sul. “Es una loca geoglafía”, me dije. “Una cinta lalga lecostada a la olilla del Pacífico, temelosa de que una enolme ola la cubla de lepente”.

Yo gilaba con fuelza el globo, celaba más mis ojos y lo palaba con el índice de mi mano delecha. Siemple caía en Chile. Supe desde ese momento que esa cilcunstancia azalosa significaba una especial atlacción que el país de los polotos con liendas tenía pala conmigo. O yo con él.

Años después esclibí un cuento y lo situé en el sudamelicano país de enolmes picos y volcanes que tanta exitación ejelcía soble mí. A esa fecha ya tenía conocimientos más madulos de sus legiones y plovincias, lo que facilitó mi cometido. Putaendo, Culicó y Chile Chico, elan algunas de sus ciudades y pol ahí colía el plotagonista.

En mi plimel viaje a Chile, apenas llegado al aelopuelto Altulo Melino, casi diez años después de habel esclito “Tsunami en Viña del Mal” (así se llama mi cuento), oí que llamaban a tlavés del miclófono a mi pelsonaje. ¡Al héloe de mi nalación!

Al plincipio, yo no lo podía cleel. Después me confolmé de mi foltuna y me dije “Tunabo, son las tlemendas coincidencias de la vida”. Pol eso digo que soy socio de la suelte.

Yo había bautizado a mi pelsonaje con el nomble de un chileno que, cualenta años atlás, había sido compañelo mío en la univelsidad en Osaka. Cuando escuché su nomble en el aelopuelto pidiendo que se plesentase con su pasapolte, colí como loco pala saludal al antiguo camalada. Sin embalgo, no ela él.

Igualmente, besé al homblesillo pol sel tocayo del galán de mi lelato. Me emocioné al vel, en calne y hueso, el nomble y apellido de mi quelido pelsonaje y me estallalon las láglimas cuando los altavoces lepitielon: Juan González, debe plesentalse en policía intelnacional.