martes, diciembre 20, 2005

Cerrado por picnic

Las personas que andan en auto están cada día más raras. Algunas, al menos. Una, ciertamente: una gordita con la cara estigmatizada por el acné cuyo nombre desconozco. Muy rara, ella, porque el episodio que tuvimos en común fue producto, primero, de su desconsideración, y ya más adelante, de un desequilibrio catatónico. No había sido para tanto, creo.

Aun siendo verano, esa tarde las calles de Providencia se asemejaban a la imagen que uno se forma de la city de Londres al leer las aventuras de Sherlock Holmes. Una tibia bruma, espesa, había bajado de sopetón sobre el concreto urbano, dejando más arriba los cielos límpidos de las horas previas, y había hecho que los conductores más cautos encendiéramos las luces de los vehículos. Era un día extraño, como ahumado; incluso por la radio conversaban acerca de la sorpresiva neblina en pleno diciembre, del manto lechoso que había caído sobre la ciudad. “Me atrevería a afirmar que se va a largar a llover”, dijo uno de los locutores en el instante en que yo llegaba a la intersección de Los Leones con Bilbao, donde reduje la velocidad para acceder a la playa de estacionamientos del restaurante chino que hay en esa esquina.

Muchas veces hablo solo cuando voy en el auto, lo reconozco, y más son las veces en que les respondo a los charlatanes del dial, o que me río de las sandeces que emiten: “Ja, lluvia quiere este pelotudo”, dije, y recordé (a propósito del tema) cuánto disfrutaba mi abuelo, una pila de años antes, un dibujo de Lukas en El Mercurio, en que en medio de un clima infernal de relámpagos y aguacero furibundos, un cartelito dispuesto en la fachada de la Oficina Meteorológica anunciaba: “Cerrado por día de picnic”. En eso pensaba –en las carcajadas de mi abuelo ante el humor de Lukas, pero más en la tontera que había dicho el locutor– muy poco antes del episodio que tuve con la mujer gordita de la cara estigmatizada por el acné.

La playa de estacionamientos se veía llena. Sin embargo, el tipo que cobra por hacer como que ayuda en la maniobra –el del déle-déle, pare-pare– me señaló un lugar, al fondo. No era un espacio completo, sino algo así como un cuatro quintos de espacio, menoscabado en su integridad por una camioneta van que rebasaba la demarcación que le correspondía. Va a ser difícil que pueda bajarme, pensé, pero no me arredré y acometí la tarea de aparcar entre la camioneta desconsiderada y el muro, siguiendo los déle-déle por atrás y optando, adelante, del lado de la van, por ese toque sutil que en chileno conocemos como “golpe avisa”.
- ¡Ey tú, ten cuidado! –empezó la mujer del acné, acercándose nerviosa, con su compra de comida china en las manos–. ¡Me has chocado la camioneta!
- Oiga, relájese, si apenas la he tocado –dije con calma–. Tenía muy poco espacio…
- ¡La tocaste…, chocaste la camioneta de mi marido! –alegó y, furiosísima, puso su compra y su cartera sobre la tapa del motor de mi auto. Después se agachó y miró el parachoques de la van como si se tratara de Hiroshima y su hongo, pero no había sido nada. Algo menos nerviosa tras verificar que no había ni una sola marca en la zona de contacto, esa mujer, con su cara tan marcada por el acné, tan complicada frente a nada, gordita pero frágil, todavía con algunas pequeñas convulsiones que le cimbreaban los hombros como un volantín a la deriva, me pareció una mujer embarazada.
- Relájese… ¿ve que no ha pasado nada? –dije–. Además, en su estado, no le conviene pasar malos ratos…
- ¿Qué estás diciendo? –gritó.
- Que se relaje. Le puede hacer mal a su guagüita…

Todo sucedió junto. Los ojos de la mujer soltaron lágrimas gruesas que fueron siguiendo las huellas que el acné había trazado en su cara…, y se largó el aguacero. Una especie de flashazo celestial antecedió a un trueno, bronco, que remeció los cristales del restaurante chino, y de los escaparates de toda Providencia. Era el diluvio universal.
- ¡No estoy embarazada! –lloriqueó junto a mi ventana y, entre hipidos, empezó a explicar algo: “Lo que pasa es que…”. Entonces vio que su cartera y la bolsa plástica se estaban mojando sobre el capó y fue a recogerlas. El cielo bramó nuevamente y también nuevamente me pareció ver en la mujer un volantín llevado por el viento hacia el azul y, al mismo tiempo, empujado por la fuerza de la lluvia hacia el suelo. Esa fragilidad, o qué habrá sido, me enterneció. La mujer de la cara marcada me pareció hermosa cuando llegó a mi lado junto a la ventana, donde retomó: “¡No estoy embarazada! Lo que pasa es que… ¡Qué tengo que estar dándote explicaciones!”, gritó con desequilibrio, y al ver que su compra estaba empapada –lo comprobó metiendo su mano en la bolsa– me arrojó sobre la cabeza el saquito de papel con los wantanes.
- Linda –le dije.
Enfadada, se dio media vuelta y se dirigió con paso resuelto al restaurante, con todo el ánimo de reclamar y distribuir su congoja.

No sin complicaciones (la sorpresa me había entorpecido y maniobraba el auto tratando de evitar un nuevo golpe-avisa de la van) llegué al acceso de la playa de estacionamientos. La lluvia golpeaba embrutecida el parabrisas de mi auto, y si uno la miraba a la altura de los focos, parecía una cortina de cuchillos circenses, punzantes y veloces, que rebotaban sobre el asfalto y disparaban nuevas gotas de lluvia hacia la altura. Una larga hilera de automóviles pretendía avanzar por Los Leones, la avenida que obligadamente tenía que tomar. Está la señalización de cruce, me dije, imaginando ese entramado de gruesas líneas amarillas que la baja niebla y la fuerte lluvia me impedían ver. Al ubicarme en la salida y pretender insertarme en el tráfico, un Volvo me impidió la acción. ¡Qué gente menos civilizada!, pensé molesto, esto sólo pasa en los países subdesarrollados.

Al fin salí de esa esquina avanzando un tramo por la acera. La potencia de la lluvia había disminuido, pero aún se filtraban algunas gotas dentro de mi auto, así que cerré completamente el vidrio. Un par de cuadras más allá, en una callejuela tranquila y de árboles majestuosos, detuve mi coche junto a la vereda y apagué el motor. Las personas que andan en auto están cada día más raras, mascullé. Luego, encendí la radio, volví a recordar la risa de mi abuelo y me di un picnic con los wantanes húmedos que me había lanzado la mujer, bastante pasables con un poco de soya.

45 Opiniones:

Anonymous Anónimo said...

Enhorabuena, tu relato es sencillamente notable. Comparto juicio con ipnauj que se ve es un crítico literario aventajado. Pocas veces se tiene la posibilidad de disfrutar buenos cuentos buena crítica y más aún, buenos wantanes. No dejes de visitar mi blog www.quemamelatruza.cho

10:12 p. m.  
Blogger Jaime Ceresa® said...

jajjajajja...le dijiste a la señora que estaba embarazada..jajajjaj...bueno viejas neuroticas hay miles..a mi me han topado mil veces el auto despacio y no pasa ni una wea...

Saludos.-

10:33 p. m.  
Blogger Loreto said...

uuuuuuuuu, me gusto mucho, pero mucho tu historia, me imagine a la señora, sentí su rabia, senti tu desconcierto, hasta por ahí vi la risa picarona del dele, dele.
gracias por darme la posibilidad de sonar a través de las palabras.
besos miles

10:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ahá, este lo había leído yo, en Rapel, hace muy poco. Extraordinario!!!
Andrés nos deleita una y otra vez... Es notable este chiquillo.
¡Enhorabuena, tíu!

10:47 p. m.  
Blogger Pipiolex said...

¡Muy mal relato!
Pésimamente escrito y peor finalizado.
Los personajes, un asco; la anécdota, burda... En fin, malo de cabeza a pies, como que me llamo Xeloipip.

10:54 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias por tu optimista post :)


Me imaginé la cara de la mujer, qué mal que haya sido tan notorio el acné como para nombrarlo más de una vez. A una amiga siempre le preguntaban, no, le decian que cuantos meses tiene. Ella se lo tomaba con humor e inventaba.

Pobre mujer. Hoy en día no se puede uno quebrar así, para mí sería humillante.


Bueno, que estés bien :)

4:36 a. m.  
Blogger Irarrazabal said...

Gracias por tus parabienes!!!, jamàs me había sentido tan expuesto como hasta ahora, las votaciones van a mi favor (hasta ahora)espero que esto no termine mal para mi.
Con respecto a la gorda?... pues enfermos de neuronitis hay en todos lados...
Gracias nuevamente...

2:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cada vez que leo este cuento, lo encuentro mejor. Esto demuestra que que una anécdota bien contada no cansa. Siempre le encuentras nuevos detalles e imágenes.
Lo felicito y le mando un beso.
Xi

3:46 p. m.  
Blogger AKS said...

Habla, choche!!

Recuerdo haber estado con mi padre, cuando se encontró con una amiga después de varios años, y apenas la vio la felicitó por su embarazo. Pero sólo era un terrible sobrepeso.

La incomodidad de la situación para mi papá y su amiga, fue lo que me hizo estallar de risa en ese momento. Al final todos reímos.

Me sumo a los halagos por tu prosa.

Saludos.

Tu pata, Anarko-Kapitalista

4:41 p. m.  
Blogger Unknown said...

No había tenido el gusto de leerte y me encanto, solo de imagnar el rostro de la señora cuando le dijiste que estaba embarazada, ya me da demasiada risa. Notable!

Tarí

6:27 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me sumo y coincido con las alabanzas sobre tu escribir, sólo me surge una duda, ¿y si hubiera sido esbelta y de tersa piel, nos hubieramos reido también?

Una gordita, pero sin acné.

6:57 p. m.  
Blogger Loreto! said...

wuaw!q relato! muy bueno!... pero si a mi me dijeran que estoy embarazada sin estarlo, estallaría en ira y no en lágrimas... me hubiera gustado saber en que terminaba la frase de la señora... para así poder enmtenderla....

saludos!

8:54 p. m.  
Blogger SERGINHO® said...

jaja que relato¡

cuidate estimado¡

12:26 a. m.  
Blogger Oruga said...

me encantó!
lleno de imágenes y escenas dentro de mi mente, me hiciste entrar en la historia
me explicas cómo salir?

(en todo caso no me identifiqué con la srta. del acné, =) )

1:14 a. m.  
Blogger Morgendorffer said...

Lo que dice Loreto es cierto, ponte en tus zapatos y piensa cómo reaccionarias si alguien te tilda solapada y gratuitamente de eunuco. Para llorar a mares!

Cada cosa freak que pasa en Santiasco.

Saludos!

3:50 a. m.  
Blogger Marlencita... conquistando el universo said...

Esto estuvo bueno.... hace rato que no pasaba por acá!!!
M

11:01 a. m.  
Blogger Yegua Viciosa said...

Felicitaciones.!!
Me encanto tu historia.

Es cierto, la mayoria de las mujeres son una neuroticas al volante,
y lo de pasar de la histeria al llanto....
uf, las hormonas, que más.!!!

estoy recien llegando, seguire leyendo hacia atras.

Cariños.

9:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

el afán de la gente de comentar el contenido del cuento...
...un agrado leerte, Mono, notable en verdad

11:02 p. m.  
Blogger Enzo Antonio said...

si veo a tipa gorda y con acné y más encima furiosa, lo pensaría hartas veces antes de decirle que está embarazada, te expusiste a un balazo perdido en la lluvia de diciembre. Entretenido el relato.

11:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Jajajajaa... puta la historia divertida compadre. Veo que nos pasan cosas bastante bizarras en el diario vivir. Vamos a recomendarlo al Ministerio de Educación para que publique anécdotas tan entretenidas para que los niños lean lo que es el día a día de un chileno común y corriente.

Un abrazo y gracias por vuestros comentarios. Lo pondré entre mis favoritos.

Atte. se despide, un servidor.

Don Clavito

1:31 a. m.  
Blogger Andres said...

Los días de lluvia, son los culpables que en más de una vez, nuestra sensibilidad se desborde como las aguas en los días a aguacero.

Aprovechando que estoy en tu blog. Te quería desear una muy feliz navidad.
Atte. Paulo Delgado.

12:17 p. m.  
Blogger Shi Ho said...

Felices fiestas Aguirrebello,.. te deseo lo mejor hoy y siempre...

Un abrazo

11:41 p. m.  
Blogger Natho47 said...

que desconsiderado,una mujer nunca es gorda

2:32 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

yo preguntaba si llegaron a comer comida china los que esperaban en casa y tb. si el delelele se gano alguito.
a mi vez contarles que siendo bastante mayor, pos menopausica, un taxista en miraflores, manejaba con sum cuidado para que -no le pase nada a la guaguita que espera

12:55 p. m.  
Blogger aguirrebello said...

Lo que no sé es quién es beocia, que me trata con tanta familiaridad, pero tengo mis sospechas.

Muy agradecido de todos quienes han opinado respecto de este cuento.

A

1:25 p. m.  
Blogger Unknown said...

Un afectuoso saludo y mis mejores deseos para ti y tu familias en estas fiestas . Feliz Navidad.

7:42 p. m.  
Blogger Enzo Antonio said...

te escribo nuevamente para desearte una muy Feliz Navidad junto a todos tus seres queridos, y tb un feliz Año Nuevo 2006.

5:11 p. m.  
Blogger maledeta said...

Me gusto eso de lechoso creo que lo leí de un sociólogo alguna vez jejeje.

Uff... la neurosis es tan común que comienzo a pensar que es una prenda de vestir que le acomoda al mundo entero....

Un beso GF

11:53 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

relatos puros,
relatos sanos,
relatos humanos,
todos los vivimos a diario.
un abrazo
PTT

8:43 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola, Andrés.

Buena historia la historia y bueno tu blog.

Saludos,

Arturo Núñez del Prado

8:47 p. m.  
Blogger aguirrebello said...

Arturo:
Un gran abrazo, y qué grato verte por acá. Pa la otra, deja tu mail, para que podamos comunicarnos.
Saludos,
A

10:27 a. m.  
Blogger Rocke Santeiro said...

ME ENCANTAN LAS HISTORIAS URBANAS ESAS QUE PASAN TODOS LOS DÍAS Y ESTÁN EN TODAS PARTES, SOBRE TODO EN ESTA CIUDAD DONDE HAY TANTO PERSONAJE PELACABLE, STRESADO Y CON UNA NECESIDAD INCREIBLE DE LLAMAR LA ATENCIÓN O TAL VEZ SÓLO PERSONAS SOLAS QUE NO TIENEN CON QUIEN DESAHOGARSE DE SU INEVITABLE MISERIA ESPIRITUAL.

10:45 a. m.  
Blogger Unknown said...

Que tengan un excelente año 2006 ¡¡¡

Tarí

2:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Andrés:

Me parece buena idea. Mi mail es andp1972@gmail.com

6:48 p. m.  
Blogger Eduardo Waghorn said...

Llevo un año sin auto. Y creeme, sin stress, jaja.
Igual es necesario, especialmente los fines de semana, mas aun si hay niños, pero no se si yo hubiese actuado con tu estoicismo. A lo mejor.
Tu anécdota , a medida que la leía, olía tan pero tan familiar, que ni te imaginas.
Un abrazo, nos leemos. Ya estas en mis links!

1:56 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Estimado: El relato está bien. Se desplaza en la frontera con la crónica urbana. Al lector desprevenido, le viene perfectamente como de una columna de observador periodístico. Eso no es necesariamente malo, pero ubica el relato en una frontera en su pertenencia de género. A ello contribuye la elección de primera persona, persiste siempre la sensación que relatas algo que te sucedió a ti, lo que es propio de la crónica urbana. Ahora bien, la anecdota y personaje, digamos que eso es, de la gorda, son cercanos y entrañables. La descripción de la lluvia y el escenario del estacionamiento lo convierten en un relato íntimo, que envuelve en el sentido de la pertenencia. Esa aura honesta, esa piel inmediata, es una búsqueda pesada y dura para muchos narradores, pero siento que tu te desplazas en ella con una naturalidad ligera y refrescante.
Hay que editarlo más en algunas disonancias en tiempos verbales (que son menores) y despejar algunos ripios innecesarios (algunas descripciones o adjetivaciones que no aportan). Te felicito, me envolvió, lo leí rápido y fue grato. Gracias por la posibilidad de opinar.

5:08 p. m.  
Blogger Omar Reyes Osuna said...

¡¡¡Simplemente Magistral!!!, nada más que agregar.

Que manera de reirme.
Salu2.

3:42 a. m.  
Blogger isabel pla said...

Leí este relato hace unos días ¡y gocé! lo de confundirla con embarazada y la reacción me dio un poquito de pena...
Fue un verdadero placer encontrarme con este blog. Un abrazo para ti y tu familia (especialmente para el escritor junior). See you next year

2:42 p. m.  
Blogger Carmela said...

hola:
Bea me dio el dato de los blog, y del tuyo para partir. Buen descubrimiento, y muy bueno tu cuento. felicitaciones
(apostaría a que Beolia es ella)

6:05 p. m.  
Blogger LaRomané said...

laupSe llama a Encuentro Blogger para el dìa 5 de Enero del presente con la excusa de celebrar el cumpleaños de Romanè.
Lugar: Pub “Arriba de la Bola”
Dirección: General Holley 171, Barrio Suecia
Hora: 19.30 Hrs.

Confirmar asisitencia en el Blog www.misegundasolteria.blogspot.com o al 08 3610773.

Atte.
LaRomanè

PD: bienvenidos los que se quieran integrar a tan magno evento...

3:16 p. m.  
Blogger Veronica ContrerasNuñez said...

Estimado Aguirrebello:
Debo decir con permiso de tu señora, hijos y parentela que eres bello (valga la redundancia) no sólo en aspecto fisico ( espero que la foto no esté trucada) sino en espiritu jovial, simpatia y creatividad. Disfrute siempre tu blog y el relato ultimo estuvo genial.
Me tomare un receso veraniego, pero quise despedirme de todos y cada uno de mis amigos blogeros ( extraña forma de relacion no mediada mas que por palabras que envuelven realidades personales lanzadas al ciber espacio)
Feliz año para ti y tu tambien bella familia ( saludos especiales a tu hijo escritor)

5:43 p. m.  
Blogger aguirrebello said...

Carmela:
También creo que beocia es tu hermana, Beatriz. Te visité en tu blog angloparlante, pero no hay modo de dejarte comentarios.
Cariños por casa,
A

7:36 p. m.  
Blogger Carmela said...

No soy la carmen Paz, sino otra Carmen Paz, amiga de beolia.
Saludos

9:52 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

best regards, nice info »

11:29 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cool blog, interesting information... Keep it UP »

9:51 a. m.  

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