Circos del sol

Anoche con mi mujer fuimos a ver el Cirque du Soleil. ¿Qué se puede decir de este espectáculo que ya no se haya dicho? Mi opinión extrema los adjetivos: FENOMENAL, ESPLÉNDIDO, SENSACIONAL, FORMIDABLE, MARAVILLOSO. La puesta en escena de “Saltimbanco” superó todas mis altas expectativas y en varios pasajes del show de 120 minutos me hubiera gustado tener la habilidad de los jueces de línea de fútbol de poder ver dos cosas al mismo tiempo: el pase habilitador y la posición adelantada, ellos; los vuelos en trapecio y los movimientos en la pista, yo. Como no la tengo, salí bizco de la carpa, y con las mandíbulas doloridas por las carcajadas que me produjo el clown y realmente impresionado por la destreza de los acróbatas, malabaristas y arlequines saltimbanquis.

En el intermedio, salimos a fumar y conversamos buena parte de la media hora con un guardia de seguridad -especialmente reclutado por su capacidad para entender inglés, según dijo- que cautelaba las bambalinas: la zona de los artistas, con su casino, su carpa de ensayos, “la maestranza, como llaman ellos a los talleres donde fabrican los repuestos de las piezas que se rompen”, nos informó este chileno que necesitaba de oídos: “La segunda parte es mucho más emocionante, ya verán / La niña de las boleadoras es croata, muy simpática / Hay siete “circos de solei” más recorriendo el mundo / El chinito que sube girando al poste es un pergenio así (con la mano indica un tamaño de aproximadamente un metro y medio), pero tiene una fuerza descomunal / Ése que pasó es el productor general, pero ¿vio que igual le pedí su pase? / Pasado mañana cumplen un mes de funciones y me gano mis primeros 600 dólares / El 22 de abril se van a Argentina, luego a Brasil y se acaba “Saltimbanco” / Ensayan todos los días y al que llega tarde, ¡paf!, multa / El clown es la estrella y viaja con su señora, que no hace nada y sus dos hijitos”, y así, diversos datos, unos más sabrosos que otros.

Elecciones en el Perú

El resultado de las elecciones de mi querido país de los soles (no sólo por su moneda, sino también por el Inti, dios de los Incas) se me asemeja a un circo. Es verdad, me parece una suerte de espectáculo que no puedo adjetivar como he hecho con el Cirque du Soleil, sino que lo encuentro de la índole de aquellos circos pobres que recorren los balnearios, con números repetidos hasta la saciedad (¿cuántas veces ha visto usted, amigo lector, al pato que corea el vals “Danubio Azul”, o las falsas cachetadas de los payasos gritones?) y un respetable público que duda entre salir huyendo o permanecer atónito en sus butacas.

Está más que visto: en el Perú ganan las elecciones los “outsiders” (¿qué sucede con los jueces de línea?), que son aquellos que provienen de fuera de los partidos políticos y en pocos meses suben al primer lugar rápido, como si se tratase de un trapecio. Lo hizo Fujimori frente a Vargas Llosa, después lo hizo Toledo. Y estos “outsiders” (¡póngase anteojos, jefe!) preparan discursos populistas y en un dos por tres se ganan a la inmensa mayoría de los peruanos, permanentemente excluida por el mercado, por los políticos y por la sociedad. Son los que “sobran”, los que botó la ola, los cholos que no salen en los comerciales de TV ni veranean en los finos balnearios de la periferia limeña, pero son mayoría. Entonces, llega Ollanta Humala, un clown militar nacionalista que les promete un cambio radical que parte con terminar con los “comechados”.
- ¿Podría explicarnos qué quiere decir “comechado”
- Comechado es eso, el que come echado, así como un árabe; vive tirado panza arriba y todo lo hace echado. Por definición, el costeño es el comechado, todo sibarita y afeminado, que no sabe lo que es el hambre y el frío –explica Ollanta Humala, en una entrevista que me llegó por mail. Y agrega: “Yo pienso que los peruanos necesitan una carajeada bien dada, meterlos a todos sin excepción al cuartel, militarizar la familia”.
La entrevistadora le hace ver que en Perú hay muchas familias de madres solteras.

Respuesta: “Yo lo sé, pero por eso mismo: obligar a los hombres a reconocer a sus cachorros de inmediato, y a las mujeres, cinturón de castidad hasta el matrimonio. Es un escándalo que ninguna llegue 'pita' (virgen) al matrimonio; llegan con la mercadería estropeada o baboseada. Por eso es que el hombre se va”.

Para la risa. Número repetido: el clown obtiene el primer puesto.

Lo curioso, a mi juicio, es que Alan García, el saltimbanqui que a fines de los 80 provocó un show de inflación de tres dígitos diarios, un malabarismo de pésimo manejo económico y una cuerda floja de suministros básicos cortados y alimentos racionados, esté pasando a la segunda vuelta. ¿La segunda parte será más emocionante, ya veremos?

(Reconozco que en 1985 voté por ese saltimbanqui. Tengo doble nacionalidad chileno-peruana y ahora no voté porque no tengo los papeles al día, pero el Perú sí permite que sufraguen sus hijos que viven en el extranjero).

Nublado panorama para este circo del sol. El otro, en cambio, seguramente seguirá lleno de luz y color recorriendo el mundo.